Un sabor de durazno amanecido
recién maduraba en tu rostro
y te mataron cuando mirabas la tarde!
Te gustaba morder dulcemente un clavel
a orillas de la noche mientras cogías
del cielo un pájaro estrella
pero te mataron cuando mirabas la tarde!
Tus manos hacían veleros de papel
y la nieve escribía con fuego
en tus ojos la biografía de una niña
y te mataron cuando mirabas la tarde!
Y esa tarde alzaste tu cuaderno manchado con sangre
y esa tarde cuando
sembraron el dolor en todos los surcos
tocaste la campana de junio
y esa tarde una bala rubricó en tu frente
la muerte clara del trigo
y te mataron cuando mirabas la tarde
Las estrellas lloraron en tu tumba
y el maíz mostró sus puños de sangre
Las niñas que te amaban bajaron
de la escuela con las trenzas deshechas
rompieron sus mandiles
besaron tus heridas y con agua de la luna
lavaron tu cuerpo joven.
¡Y te mataron cuando mirabas la tarde!
Por Oswaldo Reynoso (Arequipa-1965)
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