lunes, 7 de diciembre de 2009

Diálogo entre la Vida y la Muerte

La vida, vestida con su resplandeciente traje de color arco iris, la Muerte, envuelta en espectral manto negro, se encontraron un día a orillas del mar inmenso y pusiéronse a considerar sus respectivos poderes.

-En estos momentos-dijo la Muerte-un tornado se está formando al norte del océano Indico, donde navega un barco que se dirige a Ceilán, para envolver y ahogar a todos los tripulantes.

Ya lo sabía-dijo la Vida-y como en ese barco viaja un niño que debo proteger, pues tiene alma de místico, un ave migratoria discipula de Juan Salvador Gaviota está volando para introducirse en el remolino, con tal poder cósmico en sus alas que lo desviará lejos de la embarcación, que seguirá intacta su rumbo.

La Muerte palideció y en un ademán arrogante cruzó su negro manto sobre el hombro izquierdo.

-Pues mañana por la noche-dijo-un terremoto asolará una gran región de Pakistán y segará la vida de más de tres mil personas.

-En esa zona una dulce niña vela todas las noches el sueño de su abuela enferma,anciana santa que cuidó de su aldea durante toda su vida; así que una gran mina de diamantes cercana al epicentro del terremoto se cristalizará primero, se derretirá después, y sus intensas vibraciones blancas minimizarán los efectos del sismo. No habrá pérdiad de vidas humanas.

Las vacías cuencas de los ojos de la Muerte parecieron más oscuras cuando pensó antes de amenazar nuevamente:

-Un grupo de terroristas especialmente adiestrados atentará proximamente contra los gobernantes de Italia, y a la mortandad que ocasione entre los civiles será grande.

-Desde siempre los hombres se han dado muerte unos a otros-dijo la Vida-, más pondré a buen recaudo en el momento preciso a quiene merezcan seguir viviendo, en especial a los niños Bonaventura.
-¡Cómo1- se asombró la Muerte-¿Sabías ya también quienes van a morir en el atentado?
-Yo lo sé todo, hermana, porque soy más poderosa que tU.
-¿Y porque afirmas que eres más poderosa que yo?
-Simplemente porque si yo, la Vida, no existiera, no tendrías nadie a quien matar. Así que calzate tus sandalñias de humo y vete a dormir la siesta.
-Yo nunca duermo-, dijo la Muerte, antes de retirarse, derrotada.

Carlos Bancayán Llontop (Chiclayo-Perú)

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