sábado, 15 de enero de 2011

Cuando llegue el día

Cuando llegue el día,
Estaremos al pie del árbol de la vida,
Cosechando victorias de los hijos del arco iris,
La humanidad entera se colmará de alegrías,
Alumbrará el sol los pensamientos nuevos y
Las penurias de las abuelas se disiparán en el recuerdo.
Cuando llegue el día,
Las flores serán el colorido de la bella existencia
La naturaleza se abrazará con los hombres para siempre
Y los niños sembrarán alegrías en sus corazones
En el diario vivir disfrutaremos el lenguaje del amor
La ternura se filtrará en el hogar, el barrio y las escuelas.
Cuando llegue el día,
Como hermanos sembraremos los desiertos de esperanza,
Junto a los vecinos, recogeremos en el bosque
(el néctar histórico de la armonía,
Iremos abrazados hasta el confín de nuestra patria,
Entonando melodías de amor por la vida,
El ocaso del oprobio se definirá, coronándose el amor.
Cuando llegue el día,
Las palabras se fundirán en acción tangible por la vida,
Las muchachas darán besos de libertad y sin temores,
Las sinfonías fraternas animarán nuestra existencia.
Cuando llegue el día,
Quemaremos la cizaña para siempre
La abulia y el estrés partirán en el barco del olvido,
Los sueños de alegría alumbrarán el amanecer en el Planeta,
Cantaremos el himno de la felicidad terrena.
Cuando llegue el día,
Los niños cantarán emocionados a las rosas rojas,
Estaremos desayunados al pie de un río de ternuras,
La naturaleza reirá de satisfacción plena,
Trabajaremos en comunión por la trascendencia.
Cuando llegue el día,
Inundaremos de paz nuestra amada Tierra.

Por Alexis Alfil (Ferreñafe - Perú)

miércoles, 12 de enero de 2011

Casimiro, valiente luchador


Casimiro, fortaleza de ideales,
Ferreñafe, hoy te aclama
Hoy tu pueblo te proclama
Hijo grande de su historia.
Tu presencia montonera
Se agiganta, se transforma,
Se revuelve enardecida
Ante el tétrico opresor.
Ya volaron las campanas
De tu espíritu aguerrido,
Con tu acción más distinguida
De valiente luchador.
Casimiro, hombre lúcido y frontal,
Guerrillero de la estirpr popular,
Con tu fuego encendiste ya la hoguera,
De mil noches de penumbras y dolor.
Y entonces
Ardió la injusticia,
Volaron cenizas de prepotencia,
Temblaron astucias risueñas, falsas,
Cayeron caprichos injustos, vanos.
Honor al hombre valiente y firme
Que al hacendado arrancó cupos,
Al prepotente lo apresó,
al ambicioso restó poderes,
llenó de miedos al gamonal.
A su exigencia, a su reclamo
Le puso fuerza,
Con El grito del pueblo
Se hizo a escuchar.
Oídos sordos, conciencias turbias
Se destaparon, se asustaron
Ante la acción
de un hombre, hombre
de los que habitan otra mansión.
Mansión etérea, no entendida
De los preclaros hijos del sol.
Eres el árbol antiguo y fuerte
Que nos da sombre,
Que nos da frutos
Que nos da fuerza para vencer
Las injusticias, la opresión,
El desprecio y marginación
Que hoy renace sin compasión.
¡Yo te recuerdo con emoción,
Oh Casimiro, gran luchador!
Valiente, insigne propagador
De la esperada revolución.

Por José María Primo Ordoñez (Ferreñafe-Perú)