miércoles, 5 de enero de 2011

Alvaro Mesones Piedra: Del constumbrismo a la vanguardia.

Por: William Piscoya Chicoma
(williampiscoya@hotmail.com)

Álvaro Mesones Piedra - hijo del sabio y explorador Manuel A. Mesones Muro y Victoria de la Piedra- nació en Ferreñafe el 1 de agosto de 1904. Estudio su formación primera y secundaria en su ciudad natal y en el Colegio Nacional de San José, de Chiclayo, respectivamente. En Lima hizo estudios superiores en la Escuela Militar de Chorrillos, a los cuales dimitió, llamado por su intensa vocación literaria y periodística...

Ver artículo completo en el siguiente enlace: Blog de Nicolás Hidrogo - Conglomerado Cultural.

En los siguientes enlaces se pueden ver videos sobre el un homenage a Alvaro Mesones Piedra, desde Ferreñafe:

Declamación de Gabriela Primo: Poema del autor Alvaro Mesones Piedra,

Video 2

martes, 4 de enero de 2011

Una mujer desnuda y en lo oscuro ...

Un hermoso poema de Mario Benedetti. leer, escuchar y ver imágenes en el siguiente video.


Para bajar el video, hacer click en el siguiente enlace:
Una mujer desnuda y en lo oscuro ...

Vocación

Esta vocación tuya. Propia, secreta, hierática, de ser, de estar.
De llamarte como la lluvia y esperar cada tarde un crepúsculo que se retrasa.
De viajar por años tras un sueño de borrasca en un barco de papel.
De ir siempre, como a una pregunta, buscando una respuesta a tu pavura, a tu ternura, a tu locura.
De volar por la vida como una golondrina después de un verano feliz y ya expropiado, sin ninguna pretensión privativa de mujer con prole, con libídine, con ardor.
De asociar tu sexualidad con el amor y a tus sueños con el cielo prometido de tu religión.

De adosarte, de adularme. De absolverme, de abstraerte.
De estacionarte en la playa anochecida como una estrella varada o un lucero errático, después del amor.
De madurar en tus manos, como dos ciruelos, mis fingimientos, mis presunciones, mis afectaciones u otras petulancias.
De caminar por el mundo buscando quien me absuelva y ayude a sobrellevar mis hartazgos y extravíos.
De fingirte una doble cinematográfica y sufrir los roles más cotidianos, menos substanciales, más peligrosos.

Esta vocación tuya. Cristiana, piadosa, sentimental, de simular, de olvidar.
De asumir a Dios como a un vecino que siempre no está en casa y al demonio como un intruso que siempre está husmeando entre tus bragas y sostenes de nylon.
De mirarte proyectada en el espejo y reconocerte fémina, fiel, verídica, casi virginal.
De cuidar de tus pies idénticos como de dos niños y de tu corazón como una hoguera en el alba que no se puede -que no se debe- extinguir.
De crucificar los deseos de tus ojos, los apetitos de tus manos, las ganas de tus senos, los afanes de tu clítoris.


De dolerte a ti misma cuando nieva un recuerdo de niña sobre tu cabeza de pájaro sin idioma ni coloración.

De adaptarte, de adoptarme. De eximirme, de exentarte.
De caminar sola por la soledad del parque solitario y triste y recién atardecido.
De despertar primera y dormirte última como un faro titilante en el alta mar de tus días y allá en el fondo de tu función marital.
De saberte perjura cuando finges una nostalgia y fingir una alegría cuando no aciertas a perjurar.
De pensar en tus hijos como dos milagros ejecutados por Dios y no por tu vientre de sirena.

Esta vocación tuya. Pertinente, íntima, solemne, de amar, de condonar.
De entender la muerte como al mar los marinos más antiguos (sin ninguna animadversión, con no poca solemnidad y entusiasmo).
De conciliar los adioses con la esperanza y la esperanza con la Eternidad incierta de tu fe.
De asomarte a los cuarenta con la misma aptitud -para llorar, para soñar, para ser feliz- de la impúber de tu adolescencia.
De no escapar al dominio de tus ímpetus, tus desasosiegos, tus concesiones, tus acatamientos de hija, de mujer, de madre, de post-madre.
De entrar en mis dudas como en una playa y esconderte tras la arena, y husmearme tras las piedras, y descubrirme cubierto de tu ausencia y necesidad.

De extinguirte, de excitarme. De hesitarme, de escindirte.
De llamarme por el único nombre que no tengo y por no saber el que, en realidad, escondo.
De escalar hasta el más alto otero de mi avidez de bestia y dejarte caer sin prisa, sin ropa, con unción, con frenesí.
De llamarte ola, lluvia, manzana, miel, calor, río, lápiz, canción, o cualquier otra circunstancia del tiempo u otra exigencia de mi urgencia mayor.
De tener vocación por vivir, para amar, por soñar, para morir, por ser, por estar, sin más que sólo tu pura y única y genuina propensión vocacional.

Por William Smith
Ferreñafe, 02 de diciembre de 2010

Cuartetos chiclayanos

Nuestro amigo egresado del Glorioso Colegio Nacional de San José - Chiclayo, nos escribe desde Amsterdan "Lindon: A pesar del tiempo transcurrido, no podía faltar el entusiasmo de trabajar para los jóveners estudiantes Sanjosefinos. Áquí te dejo estos cuartetos para la revista estudiantil (Blog) y sea de tu agrado. Un fuerte abrazo de Pepe Diez".

La creación original lo publicamos para su deleite:

Cuartetos Chiclayanos.

Sé que el sabor es la chicha
y el olor a algarrobales,
huerequeques inmortales
los que llenaron mi dicha.

Es Illimo y Santa Rosa
la playa y el monte divino
por Monsefú va el destino
de la errante mariposa.

Color de Sol es tu suelo
y de Luna tus palmares.
En el mercado tus manjares
se elevan hasta el cielo.

Ferreñafe dichosa eres,
en ti reina las canciones
pero no de supersticiones
sino de bellas mujeres.

En Pátapo y Pampagrande
por su torso he caminado
y en Pucalá he conquistado
lo mismo que en Batangrande.

Chiclayo me desespera
de recuerdos y emociones.
Mochica son mis pasiones
desde Reque a donde quiera.

Y ese colegio hermoso
que se llama: San José.
¿Y qué decirle? No lo sé.
Es el grande y el glorioso.

De allí salí con mis alas
para volar en el mundo
y no pisar en profundo
realidades buenas o malas.

Es con sabia el comprender
y una virtud, razonar.
Inteligencia al obrar
eso te hace engrandecer.

A los consejos mayores
siempre dales acogida,
si Balta es una avenida
el Mercado son los colores.

Por. José Diez Salazar

domingo, 2 de enero de 2011

Amo tu forma

Amo tu forma de amar.
Tus formas. Tu tamaño. Tu locura.
Tan sólo por eso te amo, y por más.
Nadie me ha convenido que te ame, por eso me he enamorado de tu color, de tus pies,
de tu presencia de fiesta, de tu historia de canción de cortometraje.
Por eso te amo. Por la libertad de tu amor en el mío.
Por la libertad de mi amor en tu corazón.
Y también, por la libertad de mi amor en tu cuerpo, es que te amo.
Desde que te conozco estás impregnada en la brisa y en las palabras que escapan de mi alma y prorrumpen por mi boca, de la tierra, por el mar, de tu amor.
A veces creo pensar que has vuelto de un mundo donde jamás anochece por la luz despierta de tus ojos y por el encendido de tus senos en medio de la noche.
A veces olvido que he morir y construyo una fonda en el último acantilado de Puerto Eten para estar allí contigo hasta siempre.
Y por que la pasión de tu amor es como una lluvia de flores de rocío encima de mis ansias (durante el amor), o como la mirada de un ángel abatido tras el bastidor ( después del amor) es por eso que te amo, y por más.

Amo tu forma de amar.
Tus contornos. Tu moda. Tu religión.
La manera como el mundo cree en tus señales. En tus modales. En tu autonomía.
En todo aquello que justamente tú no crees. Por eso te amo.
Por que reinventas la función que tienen los nombres sobre las cosas esenciales
y el tiempo sobre la palabra
y la palabra sobre la historia
y la luz sobre las gaviotas que pasan volando tan cercanas al ventanal.
Y por que siempre no hay pilimilis o hilos multicolores o alfileres sin punta
entre tus cabello sin crinar.
Y por que cantas a Celine Dion y te apasiona Almodóvar
y no dejas de creer que Dios sí puede estar en todas partes, pero que nunca ha estado en Perú
y que también jamás lo estará.
Por tu nombre que contradice a los elementos y tú eres los elementos, es que te amo.
Por que todos te miran y no te alcanzan a ver completamente
puesto que hay un límite entre sus ojos de ciempiés y tu caminar de océano.
Y por que nadie puede tenerte toda puesto que tú posees todo a la vez
por eso te amo, y por más.

Amo tu forma de amar.
Tus esquemas. Tu talante. Tu sentido del humor.
El modo como están distribuidos tus sueños, tus temores, tus deseos, tus hormonas.
La forma de confiar en el pronóstico del tiempo y en ningún tiempo en el tiempo que te queda por vivir.
Por eso te amo. Por eso.
Cerca de ti siempre vuelan inquietas las palomas de los parques
y cuando caminas son música azul tus caderas de leona joven y feliz.
Y por que te aplaude el viento y te celebra el verano
y por que me llamas con tus pensamientos y eres dócil y sumisa y resignada, es que te amo.
No vayas a dejar de sonreír porque se enfría el planeta.
Ni de cantar porque se mueren los pájaros en las cubiertas.
Ni de soñar porque no remontarían las mareas.
Ni de bailar para que sigan creciendo los niños y las plantas.
No dejes de mirar la tarde para que sea infinito el poema.
Ni avivar tu aliento de fruta y tu deseo de fuego.
Y por que me miras y el alma se te abre como una claraboya al sol
por eso te amo, y por mas.

Amo tu forma de amar. Tus recuerdos. Tu régimen. Tu ideología.
Lo que cuentas sobre tu niñez junto a las montañas y un río
y tan lejos de tus padres divorciados.
Tus paseos de vacaciones en bicicleta al pie de la playa atardecida e insomne.
El espanto de tu primer período. Tu morbo por las cosas dos veces limpias y tres veces secretas. Lo que crees sobre la política, el amor, el sexo, la muerte y más allá de la muerte.
Lo que temes de Dios y de la vida y lo que la vida todavía no te ha dado, a pesar de Dios.
Lo que escondes entre tu pubis de grana y tus axilas de impúber.
Y por que tus manos me alcanzan hasta donde llegan mis sueños, y más.
Por tu palabra de lluvia y tu piel de cerezas.
Por tu voz de aguas, por tu figura de viento.
Por que vienes de los Andes y tu idioma es de tierra.
Por tus manos de nieve, y más.
Por tu matiz de luna, y más. Por tu cabello de sol, y más.
Por que la mañana es limpia y el amor es sereno
y el corazón se me llena de canciones y golondrinas gráciles
cuando yo te escribo

Por William Smith
Ferreñafe 31 de Mayo del 2010.

Poesía de Alexis Alfil a la abuela que ilumina sus pasos.

He vuelto Filomena

In Memorian de Filomena,
la abuela que ilumina mis pasos


He vuelto para recostarme
Sobre el frondoso bosque
De tus cariños
He vuelto para poder
Alquilar mis huellas
Y puedas dormir quieta,
Sin preocupaciones.
He vuelto para corretear
Alrededor del pino
Siempre erguido y meditabundo.
He vuelto para recoger
Tus besos y donarlos
A las mozas y a tu acequia.
He vuelto para cobijarme
En tu sólida preocupación
Y en tu ardiente religiosidad.
He vuelto para celebrar
Tu onomástico omitido por siempre
Y brindar con la espumante chicha.
He vuelto para deleitarme
Al son de las melodías
De chiscos y chilalos.
He vuelto para bañarme
En tus plateados cabellos
Siempre misericordiosos con los tuyos.
He vuelto para sembrar
Tus calles de ruda y manzanilla
y poder purificar mi alma
He vuelto por la alameda
Para pasear por la capilla
De bendiciones pretéritas.
He vuelto por tu amor,
Por tu sencillez plena,
Por tu vida metida en tu prójimo.
He vuelto para llevarme
Tu inmenso amor
Envuelto en manzanilla.

Por Alexis Alfil


Rosa Inmortal

Hoy te dijimos adiós,
Hoy nuestras almas quedaron vacías
Por siempre extrañaremos tus cariños
Tu voz será un eco inmortal en tu hogar
Y tu sonrisa siempre estará perennizada
En nuestras pupilas.
Tus lecciones están grabadas en nuestro ser.
Has partido llevándote el dolor contigo,
Las sábanas, la cama, las sillas, las sandalias,
Sienten el dolor de tu partida.
Tus pequeñas primaveras sollozan
Tu paso a la inmortalidad,
El dolor no dio tregua
Y tu frágil humanidad cedió.
Siempre estarás presente
En la primavera, en los onomásticos, en el otoño,
En la aurora.
Fuiste plena como un algarrobo,
Brindaste antes de partir.
Por siempre estaremos esperando,
Tu alegría desbordante, tus palabras, tus sueños
Del ayer y hoy
Tus concejos, tus razones…

Por Alexis Alfil.