sábado, 17 de octubre de 2009

Un ave y un árbol

Yo el quieto árbol del prado
Ella el ave peregrina
Rauda llegas con el sol dorado
Me estremece cuando trina
Me vuelvo un loco enamorado
Tarde vuelas y no imagina
Que deja herido y extasiado
Este árbol en neblina.

Al atardecer

Mi alegría veo encaminada
Con el crepúsculo matutino,
Levanto al horizonte la mirada:
Se extiende el serpenteante camino,
Esta agonía se prolonga...

Oh que triste destino,
Vivir aquí en orfandad
Y siempre está en mi camino
Esta agobiante soledad,
¡oh! Qué triste infortunio.

Buscando refugio ando,
Trato de encontrar felicidad
Pero aún sigo perdiendo,
Para todos soy dificultad
No entienden que está pasando.

La satisfacción mía, sólo es
Que, en algo útil me siento,
Aunque tengo por fiel amigo
A este estremecer viento
Y a las noches sin abrigo.

Mi fatigado peregrinaje no cesa,
Porque aún nada he logrado,
Este cuerpo lánguido que arrastro
Siempre vive agobiado
Por una soledad austera.

Anónimo.

Nos enviaron a este blog el 16 de Octubre 2009.

No hay comentarios: