viernes, 11 de mayo de 2012

¡Pido perdón en vida!

¡Pido Perdón en Vida!

A la bondadosa mujer,
Que su vida me entregó
Con esmerada atención
Que en mis tempranos días
De mil cuidados me colmó
Que velando mis febriles noches
Su sueño sacrificó.

¡Pido perdón en vida!
A la aguerrida mujer
Que no midió sufrimiento
Por llevar a la mesa el sustento.
Que de nobles proezas se valió
Para no tener la tristeza
De hacerme sentir
El amargo sabor de la pobreza.

¡Pido perdón en vida!
A la heroica mujer
Que sacrificó su vida y su tiempo
Con singular valentía
Que conjugando fuerza y dulzura
Renunció con cálida ternura
Su tan preciada libertad
Para tener la felicidad
De verme a mí volar.

¡Pido perdón en vida!
A la valerosa mujer,
Protagonista de éxitos
Que forjó mi destino,
Orientando mis pasos
Por caminos de justicia y honradez
Que transformó en afán mi apatía.
Hoy me pregunto:
¿qué hubiera hecho sin su compañía?

¡Pido perdón en vida!
A la mágica mujer
Imposible de emular,
Que de manera asombrosa
Convirtió un día en dos
Para poder duplicar
Su infatigable labor
Y para completar la maravilla
Y para poder derrochar su amor
Con toda su familia,
Se dividió en varias partes.
¡Pido perdón en vida!

A la sabia mujer
Que supo de sicología
Cuando mitigó mi angustia
Y escondiendo su carita mustia
Me devolvió la alegría.
Que supo de Medicina
Cuando curó mis heridas
De mi cuerpo y de mi alma,
Que supo de Pedagogía
Al hacerme comprender
Que la suerte se consigue
Con perseverancia y esmero.

¡Pido perdón en vida!
A la bendita mujer
Que me entregó su tiempo
Y ¡cuantas veces!
Me faltó tiempo para dedicarle
Que me envolvió con sus caricias
Y por rebeldía ¡cuantas veces!
Sus caricias rechacé
Que supo curar mis heridas
Y por necedad ¡cuantas veces!
Su corazón herí.
Que me supo escuchar y comprender
Y ¡cuantas veces! yo no supe hacerlo
Haciéndola sentir incomprendida.
Que me enseñó tantas cosas
Y yo no puedo enseñarle
Lo que hasta ahora aprendí.

¡Pido perdón en vida!
A la mujer que ahora encanecida
Sigue brindándome lo que le resta de vida.
A dios con desesperación le pido
Que me conceda su existencia siempre,
Para poderle devolver
El amor que me entregó.
Aunque no me alcanzarán los días

Para seguir exclamando:
¡Pido perdón en vida!
A esa gran mujer,
A esa gran mujer… que es mi MADRE.
Lilia Ruiz Vásquez  (Docente Sanjosefina)


No hay comentarios: